arrimón a chavitas extranjeras en el metro
Ese día estaba yo en la estación taxqueña, estaba lloviendo, como podrán imaginarse, el metro iba a reventar, no cabía ni un alma, mientras caminaba por el andén noté un pequeño grupo de güeras que se notaba que eran extrajeras, eran cuatro, todas jóvenes, todas vestían como suelen vestir las extranjeras en México, ya saben, con shorts, sandalias, blusa ligera, cabello amarrado y una mochila gigante en la espalda. Las cuatro chavitas estaban bastante bien, tres de ellas eran delgaditas pero piernoncitas y nalgoncitas, una de ellas era un poco más rellenita pero igualmente estaba muy bien. Las cuatro tenían caritas preciosas y según yo hablaban inglés británico. Las chavas estaban en la zona de hombres, pues no tenían ni idea de la división de hombre y mujeres y pues ya saben, en cuanto las vi, me quedè cerca de ellas, lo mismo trataron de hacer un montón de hombres que sólo de verlas ya se las querían devorar.
Pues que llega el metro y como yo se hablar inglés les dije a las cuatro que se hicieran hacia mi para que cuando se abrieran las puertas no las golpearan con el salir de la gente. Eso fue un gran acierto, porque las cuatro, a parte de agradecerme, quedaron más cerca de mi y sirvió para que otros hombres que estaban listos para el arrimón se alejaran un poco, imaginando tal vez que yo era su acompañante.
Cuando las puertas se abrieron, las cuatro chavitas quedaron adelante de mi, luego la gente que nos empujó desde atrás hizo el resto. Las cuatro quedaron encerraditas en la esquina cerca de la puerta donde está la palanca de emergencia. Yo para quedarme con todas y no convidarle a nadie me agarré de un tubo y de la puerta de modo que era como si las abrazara. una de ellas se dio cuenta que sus mochilas me iban aplastando y les dijo a las demás que las apilaran en el suelo para que ocuparan menos espacio, AHI FUE CUANDO EMPECÈ A GOZAR, sin mochilas que me estorbaran me le repegué a una de ellas, ella volteó hacia atrás pero yo puse cara como si me estuvieran aplastando de atrás, tuve la suerte de que mi verga quedara justo en medio de sus nalguitas, pfff no saben, el shortcito que ella llevaba puesto era como de gabardina y luego luego se sentía que traía tanga, poco a poco empecé a pasarle la verga de lado a lado y de arriba hacia abajo, ella no decía nada, luego se la empecé a enterrar un poco más duro en el centro y la ver que no decía nada, empecé a enterrársela todavía un poco más entre sus nalguitas, siempre cuidando que nadie se diera cuenta, luego bajé una de mis manos y le acaricié una de sus piernas por la parte de atrás, al ver que no dijo nada le di un apretón en una de sus nalguitas y ella como si nada. Luego cuando yo creía que estaba en el cielo, una de sus amigas le dijo que intercambiaran lugares para que aquella pudiera ver las estaciones, le di un último apretón y le restregué mi verga otra vez, luego intercambió lugar con su amiga. Entonces la que quedó en frente de mi fue la que estaba un poco más rellenita, por lo apretado de la situación, ella no tuvo de otra más que quedar repegada a mi, sus nalgas mas gorditas me quedaban perfecto en la verga, como yo estaba muy caliente apenas sentí su culo le di un llegue, ella volteo para atrás y lo único que me dijo era cuanto faltaba para el zócalo, yo le dije que no se preocupara que yo le avisaba, me agradeció y luego yo seguí con lo mio. Empecé a restregarle la verga de lado a lado y fue entonces que sentí como ella se echaba para atrás disimuladamente para sentir mas el bulto. ya para ese momento, mi verga empezó a palpitar entre su culo, ella hacia algo delicioso con sus nalgas, las ponía duras y cuando lo hacía mi verga quedaba como atrapada, luego las ponían flojitas y me verga se liberaba. Así estuvimos un rato hasta que ella paso su mano hacia atrás, sus amigas ni en cuenta, era obvio que había puesto la mano ahí porque quería sentirla entre sus dedos, así que yo la complací. Puse mi verga en su mano y apenas ella la sintió empezó a acariciarla, tenía las uñas medio largas y eso lo hacía todavía mas rico. Con mucho cuidado y sin que nadie se diera cuenta, me bajé el cierre y se la puse en la mano, ella sintió la lubricación que me salía y la usó para frotarme la cabeza de la verga, PFFF yo no aguanté más y me vine en su mano. Cuando ella lo sintió se detuvo un rato y luego empezó a usar mi propio semen para seguir acariciándome la verga.
Luego le dije que se tenían que bajar en la siguiente estación y ella les indicó a sus amigas que tomaran sus cosas. Las cuatro se bajaron y cuando la chavita a la que se lo arrimé primero pasó junto a mi le di otro arrimón de nalga, ella bajó la mano y me dio una agarradita de verga.
Al ver que se me iban decidí bajarme también en Zócalo, pero esa es otra historia…