Mi nuera
Con la crisis mi hijo se fue a trabajar fuera de España. Finalmente fichó por una empresa española como comercial y se pasaba todo el año recorriendo la Costa Este española.
Anduvo de pendejo con varias novias, pero pronto se aburría de ellas o ellas de él y no le duraban más que un par de meses, sexo libertino con ellas y sin ataduras. Su última aventura tuvo como consecuencia que me llamasen a media noche de la policía local de un pueblo valenciano, para hacerme cargo de los daños causados por D. Antonio XXX YYYY . de 25 años de edad y soltero y Dª Julia HHHH. MMM.de 33 años de edad y casada.
Los supuestos daños fueron causados en el parking de un centro comercial al intentar salir del mismo cuando llevaba dos horas cerrado al público y con vestimenta indecorosa.
El chaval, 25 años, me contó que se encontró con la señora en cuestión que se pusieron a hablar y que terminaron en el coche de ella. Primero ella le hizo una mamada de infarto, mientras él le acariciaba los muslos y deslizaba su mano en el coño de ella, al meter el dedo en su vagina, la señora le suplico que se la follase y literalmente se abalanzó sobre la polla y se la metió de golpe diciéndole que ni se imaginaba el tiempo que llevaba sin follar y lo necesitada que estaba.
Así mientras ella lo cabalgaba, el se limitaba a disfrutar el momento y a lamer aquellos senos que tenía al alcance de su boca y manos, estaba supe relajado disfrutando del momento y de la ventaja de un coche con los cristales tintados y que se veía lo que ocurría en el interior del mismo.
Disfrutando de la jinete que lo cabalgaba proporcionándole un gran placer, sujetando con las manos aquellos generosos senos en tamaño y sabor ahora acariciándolos con ambas manos, ahora lamiéndolos, succionando los senos, chupando los pezones y ese coñito húmedo que continuaba deslizándose sobre su polla. Los gemidos de ella, resonaban en su cabeza y hacían presagiar que pronto se correría sobre él. Cuando las puertas traseras del coche se abrieron de golpe y dos hombres uniformados los arrastraron literalmente fuera del coche y los condujeron a una estancia.
Antonio exigió inmediatamente la presencia de la policía local y personados estos allí exigió ser conducido a la comisaría.
Por suerte para él mi casero, me había obligado a hacerme un seguro de asistencia jurídica 24horas 365 días. Los llamé y la hora me avisó mi hijo, que lo habían soltado sin cargos, que le habían pedido disculpas y le iban a dar una indemnización por parte del centro comercial. Al haberse extralimitado los vigilantes del aparcamiento en sus funciones, uno de ellos era el marido de Dª Julia.
Todos los veranos se pasaba 15 días de vacaciones aquí en Galicia, una semana con su madre y otra conmigo, no sé si por amor o porque le salía más barato.
Este año me avisó que venía con la novia, si podía venir a casa. Yo le contesté que con las condiciones de siempre: m*****ar lo menos posible. EL cuarto de invitados quedaba al otro lado del piso y a mí no me m*****aba y en la semana con su ritmo de vida igual coincidíamos cuando yo me levantaba que él venía a casa a descansar y almorzábamos juntos.
El miércoles al llegar a casa por la tarde me encontré a mi hijo Antonio esperándome a la puerta de casa.
-¿Pero tú no ibas a casa de tu madre esta semana?
-Quiere que María y yo durmamos separados y por ahí no paso. Ésta es María, la conozco gracias a ti, fue la abogada que me enviaste.
Me fijé en la joven que lo acompañaba, rubita de pelo corto y aunque vestía con una camiseta de los Ramones, floja se apreciaba que tenía unos senos de buen tamaño y unas bonitas piernas, pues la minifalda enseñaba todo lo enseñable.
-Encantado María, soy el padre de este vándalo, puedes llamarme Suso. Y sabiendo que es un libertino, ¿cómo le haces caso?
-Toni es un chico muy simpático y me cautivó con su encanto.
-Si papito, aquella noche me quedé a dormir en su casa, dormir lo que se dice dormir no dormimos, follamos como locos toda la noche.
¡Zasca! Le solté una colleja, y le dije: cuidado con lo que dices que tu novia se va a sentir incomoda con la conversación.
Al entrar en el piso le indiqué:-Tu habitación es la de siempre.
-Vale, nos duchamos y luego podemos ir a cenar los tres al centro comercial al italiano de la pasta tan rica.
Mientras estaba en la cocina recogiendo mi desorden más visible, observé que la primera en entrar al baño era María, llevaba puesto un minúsculo tanga y la misma camiseta, cerró la puerta tras de sí y yo seguí a mi laboro.
-Suso -sonó una voz a mi espalda- ¿Donde hay toallas?
Al girarme me encontré con María que llevaba su minúsculo tanga y sus preciosos senos al aire, me quede unos instantes embobado admirando aquella preciosidad que estaba ante mí, sus pechos juveniles se mantenían erguidos y con los pezones levantados, mi verga comenzó a moverse en los pantalones. Ella al notar mi excitación sonrió y sacó pecho, provocando que me empalmase por completo.
-En, en los cacajones del pasillo, dije yo: balbuceando.
Al inclinarse para recoger la toalla y quedar a casi 4 patas, con los senos colgado, sus pezones apuntando al suelo y su culo en pompa, provocaron que mi polla estuviese a punto de reventar dentro de los pantalones.
La muy puta, me miró de reojo y me dijo: -¡Susito! ¿Te has puesto malito o te alegras de ver a tu nuerita?
Ella se metió al baño y yo continué con la tarea doméstica. Un par de minutos más tarde Antonio se dirigió al baño, María seguía dentro.
-Ni se te ocurra ponerte a follar en el baño, que luego se hace tarde y cierran la cocina en el restaurante. En casa no hay nada pa comer.
-joder papi, si no tenía pensado, estoy reventado de conducir todo el día me duele la espalda.
-Mejor así al venir de cenar que te de un masaje y descansas o echáis un polvo allá vosotros.
-Aquella noche me costó dormir, la imagen de María con sus tetas desnudas ante mí, su culete en pompa, me provocaron otra erección que no conseguí que bajase, y tuve que masturbarme mientras en mi mente seguía la imagen de esa Venus desnuda con sus pezones apuntándome, imaginé mi pene entre sus tetas y me corrí allí de pie en la ducha de mi aseo.
Al tercer día de estar conmigo, al llegar a casa me encontré a María sola, Toni había salido pues un cliente importante quería montar una tienda nueva en nuestra ciudad y no pudo negarse.
María estaba en el salón viendo la tele, con sus minúsculas braguitas y una camisa de mi hijo, desabrochada enseñando descaradamente el canalillo y parte de sus pechos. Por pura cortesía le pregunté que le apetecía hacer
–Me apetece ir a la playa de las rocas a esa que no va nadie, me dijo Toni que es muy chula y que tiene las aguas calentitas y me apetece mucho bañarme.
La playa en cuestión es una pequeña cala retirada y con muy mal acceso, por la semana solía ir nadie y el fin de semana estaba llena de nudistas que accedían por mar, solo llevamos las toallas.
Como suponía éramos los únicos en la playa, toda para nosotros solos.
María se quitó la camiseta y quedó con los pechos al aire, y comenzó a darse crema protectora por las piernas, la cara, la barriguita, al darse crema en los senos lo hizo con especial cuidado y suavidad deleitándose, disfrutando del momento llegando incluso a lanzar un suspiro. -¡Ay! que sino se da una unos mimitos no hay quien te los de.
Yo ya estaba excitado y mi bulto bajo la bermuda era notorio. María simplemente sonreía
-Me das un poquito de cremita en la espalda que yo no llego.
Yo no tenía ganas de follarme a la novia de mi hijo. Así que le extendí la crema bruscamente por la espalda, con todo no puede evitar acariciar sus nalgas.
Suegrito, parece que esté usted amasando, que brusco, venga dese cremita también no se me vaya a quemar, luego le doy yo en la espalda.
Me quedé sentado de espaldas a ella y le dije:- ¿Me puedes dar crema en la espalda?
-Pero túmbate que tenemos confianza, parece que me tengas miedo,
Hice caso y me tumbé de boca abajo, me echo crema en la espalda y se sentó a horcajadas sobre mis nalgas, se puso a extender la crema con sus manos con mucha suavidad, acariciando cada trozo de mi espalda, suave y dulcemente, mi polla estaba durísima . Se me escaparon unos gemidos de placer.
Me susurró al oído:- Ahora viene lo mejor, se inclino sobre mi espalda y se puso a masajearme con sus pechos, yo notaba en mi espalda sus pezones duros descendiendo con sus senos hasta llegar a mis nalgas ahora al aire por haberme bajado ella la bermuda, volvió a ascender con la caricia de sus senos, sentándose de nuevo sobre mis desnudas nalgas, ahora noté la humedad de su vagina en ellas.
Me dijo dulcemente: -Necesito que te gires. Obedecí al instante y mi pene quedó aprisionado entre los labios de su coño, notaba su humedad en él, movía sus caderas sobre mí, y en ese movimiento la punta de mi pene frotaba su clítoris, ejercía una gran presión sobre él. Yo aproveché para acariciar aquellos hermosos senos, tenerlos entre los dedos de mis manos, acariciarlos, juntarlos, separarlos, apretarlos, mientras ella seguía frotando su clítoris contra el pene, ahora totalmente mojado por los líquidos que se escurrían de su coño.
Sr inclinó hacia delante, dejando sus pechos sobre mis labios, y con un movimiento de cadera dejó el prepucio de la polla a la entrada de su coño y suavemente se lo fue metiendo, para seguir cabalgándome con movimientos lentos y profundos, se retiraba hasta casi salírsele la polla y volvía a metérsela hasta lo más hondo. Yo intentaba acelerar los movimientos, agitando mi pelvis, pero ella seguía con su pausado y rítmico movimiento de penetración. Retiró mis manos de sus pechos y entrelazando sus dedos con los míos se apoyó en ellos, comenzó a moverse con movimientos más rápidos y cortos . Yo notaba ese cosquilleo que anuncia la eyaculación pero intentaba alargarlo lo máximo posible.
Sin dejar de moverse sobre el pene se inclinó hacia delante y comenzó a besar mis labios, con fuerza, a morderme incluso, y correrse . Paró en sus movimientos pero yo seguí metiendo y quitando mi polla hasta correrme en su interior.
Quedamos un rato abrazaditos, luego nos incorporamos me puse la bermuda y nos fuimos a dar un baño en las cálidas aguas de la playita de rocas. María se salió rápido pues tiritaba de frio, acostumbrada a las aguas del Mediterráneo, yo quedé un buen rato nadando.
Al regresar a la toalla Toni, que pudo escarparse, estaba encima de María follándosela impetuosamente, con unas penetraciones salvajes, y la otra pedía más fuerte, más rápido, más profundo.
Yo recogí mis cosas y les dije: -Os espero en el coche. Consciente que de que no me habían oído.