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me converti en la esposa de mi tio

me converti en la esposa de mi tio
Me desperté como a eso de la una de la tarde. No sabía exactamente donde estaba. Me gire, y sentí el aroma de mi tío: lo recordé todo. El culo me ardía por momentos. Pero no me sentía bien. Me daba mucha vergüenza. Mi tío no estaba en el cuarto. Me quede en silencio escuchando y había. “Quizá se ha ido” pensé. Mejor, lo que menos quería era volver a verlo. Me levante, estaba desnudo, y cada paso que daba, sentía el culo raro. No encontré mi ropa. ¿Dónde la deje? Intenté recordar.

Me la había quitado con él, debe estar por aquí. Pero el cuarto estaba limpio, salvo la cama, estaba impecable. “Mierda, mi tío la recogió, ¿Dónde la puso?”. Empecé a buscarla, abrí los armarios, camine, siempre intentando no hacer ruido, por el piso de arriba y no encontraba nada, además del cuarto donde ‘lo hicimos’ o ‘me lo hizo’ había otros dos cuartos, pero estaban limpios. Entre al baño y nada tampoco. Tomé una toalla y me até alrededor de la cintura.

Me acerqué a las escalareis y empecé a bajar despacio. Quedaba la posibilidad de que mi tío estuviera abajo y no quería que me viera, por sobre todo quería irme e intentar poner un telón oscuro sobre el incidente. Llegué al piso de abajo En completo silencio empecé a mirar, al parecer si estaba solo, pero mi ropa no aparecía por ningún lado. “Me voy en toalla” pensé, pero no traía las llaves tampoco, estaban en la bolsa de mi pantalón.

Volví a subir haciendo un poco más de ruido ya confiado en que estaba solo, abrí los armarios y había un poco de ropa pero era de mi abuela. No servía, bajé otra vez ya haciendo ruido normal y escuche la voz de mi tío: —Eres tú ¿preciosa?— No hable, el corazón se me disparó, quizá no había revisado bien la casa o acaba de llegar, su voz se escuchaba desde el fondo de la casa. —Ven, Luna—. Luna “¿Quién demonios es Luna? ¿Me está hablando a mí?” Antes de tener tiempo de esconderme salió de una puerta al fondo de la casa. —Ven—, me ordenó. Volvió a desaparecer por la puerta, Lo vi fugazmente pero noté que no traía camisa. Me quede inmóvil un segundo, pensando que podía hacer. No podía hacer nada y me acerqué en silencio.

Llegué a la puerta y miré al interior de la habitación. Era una pequeña habitación apenas tenía espacio para una mesa y una silla. Mi tío estaba sentado en la silla y en la mesa frente a él estaba una computadora. Cuando entré al cuarto me miró. —¿Cómo amaneciste preciosa?—, yo no tenía ganas de jugar. —Tío, solo quiero mi ropa e irme, por favor—. Mi tío extendió la mano, ofreciéndomela, —¿Por qué amor? ¿No te gusto lo de anoche mi amor?— Yo no le di la mano, solo quería irme. —Por favor tío, solo quiero olvidar todo, déjeme ir—. Me tío se levantó un poco y me tomó de la mano, me jaló hacía él. Te sujeto por la cintura y me obligó a sentarme sobre sus piernas. Era extraño, pero con él prácticamente no tenía voluntad para resistirme a lo que pedía. —Mira—, me dijo señalando la pantalla de la computadora. En la pantalla aparecía yo, a cuatro patas y un hombre, que solo podía ser mi tío, intentando metérmela. Mientras miraba, no podía creerlo, él comenzó a besarme el cuello. Me dieron inmensas ganas de llorar. No podía creerlo era como una pesadilla. Sentía los labios de mi tío en el cuello, sus manos acariciándome la espalda. Me empezó a mordisquear la oreja, en la pantalla apoyaba su peso contra el mío y empezaba a bombear de verdad, unos gemidos suaves escapaban de mí en el video.

—¿Ves amor? Ayer lo disfrutaste—. —Tío, ayer fue un error, no sé que me pasó, pero ya por favor tío, déjeme—. Ya no lo soporte y un par de lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas. Mi tío las vio y de inmediato las limpió. —No llores hermosa, mira tú y yo vamos a ser pareja, vas a ser mi hembra y yo voy a ser tu macho—, mientras hablaba me acariciaba la espalda y me acunaba en sus piernas. —Te voy a tratar bien, y nada te va a faltar—. Yo ya no sabía qué hacer o que decir. —Te vas a portar bien, con tu tío o si no le voy a mandar este video a mi hermano y a mi cuñada y a toda la familia—. —Tío, no por favor—, empecé a llorar, ya prácticamente resignado a su voluntad. En el video mis gemidos se hicieron más altos, mi tío me había puesto boca arriba y me la metía hasta al fondo sostenido mis piernas a la altura de sus hombros. Cualquiera que viera ese video vería que yo estaba gozando esa cogida.

Me quedé mirando la pantalla. —¿Te gusta verdad? ¿Te acuerdas de lo de ayer?— Extrañamente no recordaba muy bien lo que había pasado la noche anterior, pero era evidente que me había dado mucho placer la verga de mi tío. Mientras estaba atento al video mi tío tomó mi mano y la llevó a su verga, cuando sentí el bulto me resistí un poco pero mi tío me forzó a tocarla. Me giré a mirarlo y él me besó en la boca.

Su boca sabía a cigarro y a alcohol, y extrañamente me gustó su aliento. A pesar de todo mi ser, empecé a devolver el beso a disfrutar sus labios sobre los míos. Su lengua contra la mía. Hizo que me levantará sin que nuestras bocas se desconectaran. Me quitó la toalla y él se levantó un poco, solo para sacarse de encima los pantaloncillos y los calzones. Hizo que me hincara entre sus piernas. —Primero vas a tener que aprender a mamar—, me dijo. Me dio otro beso en la boca y me dejó que trabajara.

Su verga grande y gruesa estaba flácida. Empecé a masturbarlo, y bese sus bolas, el me acariciaba la cabeza. Él alternaba su mirada entre verme mamándosela en vivo, y el video de la cogida que me había dado la noche anterior. Empezó a erectarse y lo pude masturbar mejor. La cabeza era enorme, la boca se me secaba al mamar, así que junté un poco de saliva y la deje caer sobre la verga y empecé a frotarla. Mi tío lo vio y se volvió loco. —Mmmm perra, ¿segura que es la segunda vez en tu vida que mamas? Aprendes rápido reina—. Y me acariciaba dulcemente el pelo. Otra vez, me excitaban sus palabras, complacerlo y que me humillara, me excitaba.

Estaba chupando y sentía como su verga incrementaba su dureza, era como un pequeño tronco, duro, inamovible. —Ve más hondo mami—, me dijo mi tío. Empecé a ir más hondo y sentí como roso su cabeza en una muela y él dio un brinco. Me jaló fuerte del cabello, su verga salió de mi boca, me abofeteó algo fuerte. —Ten cuidado con los dientes pendeja, hazlo bien—. Mis emociones estaban a flor de piel y me la volví a llevar a la boca, pero estaba llorando, no podía soportar el disgusto de mi tío.

Intenté nuevamente llevarme la verga hasta el fondo, esta vez de forma más lenta, estaba al pendiente de mi boca y su verga. Y comencé a avanzar. Empecé a tomarle el trunco del acto y sentía como su verga avanzaba hasta mi garganta. Mi tío ya no miraba el video, solo me miraba a mí. —Sí, bebe, así ufff—, sus gemidos y ruidos de placer me excitaban. —Acaríciame los huevos—, me pidió. Con mi mano derecha empecé a acariciar sus huevos, apenas con las yemas de los dedos. —Sí, sí, sí—. Su respiración comenzó a hacerse más fuerte, de pronto tomó mi cabeza y la hundió contra su verga. Un profundo gruñido salió de su garganta. Y sentí como se semen prácticamente iba directo a mi garganta. Pero me había tomado por sorpresa y había tomado bien aire, sentí que me ahogaba. Traté de empujar mi cabeza para separarme de su verga, pero era más fuerte, no podía hacerlo. Pasaron unos 20 o 25 segundos, que a mí se me hicieron eternos, porque me ahogaba y finalmente mi tío me soltó. Puede respirar y él se relajo en la silla. Echo el peso de su cuerpo hacía atrás y cerró los ojos. —ahhh, ufff de las mejores mamadas que me han dado—. A pesar de que todavía no recuperaba el aliento, las palabras de mi tío me sonaron a gloria. —Ven amor—. Me llamó y me levante, me senté sobre su cuerpo y nos besamos. —¿Te lo tragaste todo?—, me preguntó. —Prácticamente entró directo a mi garganta tío, además salió poco—, mi tío sonrió. —Bueno, es que ayer me dejaste prácticamente seco—. —No importa—, le dije y me deje caer sobre su pecho y lo besé, era yo el que lo estaba besando, ya no me estaba robando besos u obligándome a besarlo, lo besé porque quería sentir sus labios sobre los míos y porque me quería sentir segura y querida.

Con gesto hizo que me levantará y él se levantó detrás de mí. Me dio una nalgada y me dijo —Ven—, la nalgada fue suavecita, como la que le da un novio a su novia, no para causar dolor, sino para decir esto es mío y me gusto. Me tomó de la mano y salimos del pequeño cuarto, los dos desnudos. Tomo una mochila que estaba en sala y que no había visto hacía unos minutos que buscaba mi ropa y subimos al otro piso. En uno de los baños, mi abuela tenía una pequeña tina y mi tío abrió la llave caliente y puso el tapón, el agua comenzó a llenar la bañera. Luego se sentó en una silla ahí en el baño y me pidió que me parara frente a él.

Yo estaba desnudo y él recorría mi cuerpo con su mirada, me abrió un poco las piernas, acarició mis huevos, mi pene, pero no para excitarme, lo hacía como un medico, como para sentir su textura y peso. Abrió mis brazos y tocó el pelo bajo mis axilas. Luego me pidió que diera la vuelta y me acarició las nalgas, tocó la entrada de mi culo. —¿Te duele?— —Lo siento extraño, no diría que es dolor, es solo una sensación extraña—. De la mochila sacó unas tijeras y me pidió que me girara nuevamente, para quedar de frente a él. —Acércate—, me pidió y lo hice. Acercó las tijeras a mi sexo, yo no me moví, prácticamente me había abandonado a él. Tomó un poco de mis bellos púbicos y comenzó a cortar. Empezó a cortar los pelos lo más cerca de la piel posible, teniendo mucho cuidado en no cortarme. Me sentí atendida, y cuidad y me dio mucha ternura.

Acaricié su cabeza, él me miró y me sonrió y siguió con su tarea. Cuando hubo terminado, mi pelo en esa zona era una mancha grisácea, luego hizo que sentara otra vez sobre sus piernas. Me senté me beso en la boca y en las mejillas, luego tomó mi brazo derecho y lo levantó, besó el lado interior de mis brazos y mi axila y luego comenzó a cortar el cabello que salía de mis axilas. Cuando acabó me giró y siguió con la otra axila. La tina estaba casi llena y me pidió que entrara y que me sentara. De la mochila, sacó un rastrillo y comenzó a rasurarme las piernas, a quitarme todo el bello, que no era mucho, yo siempre había sido más bien lampiño.

Lo hizo con mucho cuidado. Luego me hinque y empezó a quitarme la pelusilla que había quedado en mi sexo. Luego me quitó el bello de las nalgas, el pecho, las axilas y al final el rostro. Lo hizo casi en silencio y no ocasionó, más que un pequeño corte cerca del tobillo, pero fue superficial y muy pequeño. Luego me ayudo a bañarme otra vez.

Al terminar, me paso una toalla y salimos del baño. Él traía su mochila y la puso en la cama. Sacó varias cosas, y cuando iba a mirar, me dijo: — shh, no veas—, lo dijo como con una sonrisa, un juego pensé y me gusto la idea. —Ponte esto—, me dijo extendiendo el brazo, casi sin mirarme. Era una prenda negra, al extenderla pensé primero que era un traje de baño, de una pieza negra, pero era una especie de corpiño. Era flexible, pero bastante ajustado. Al colocármelo, me ajusto mucho, me apretó el vientre (nunca fui gordo, pero me aplano completamente el estomago), me levantó las nalgas, me apretó el pene contra el vientre y traía unas pequeños rellenos que simulaban unas pequeñas tetas.

En el cuarto había un espejo grande y me miré ahí, me gustó lo que vi, era el cuerpo de una chica. Piernas largas blancas, definidas, culo agradable, vientre plano, tetas pequeñas, quizá la espalda un poco más ancha de lo que tendría cualquier chica promedio, pero no demasiado. —¡Que guapa!— mi tío me estaba mirando. Sentir su mirada, y ver que me deseaba me dio ánimos. Me gire y puse lo que creía que sería la pose de alguna chica de pasarela, quizá estaba haciendo el ridículo, pero mi tío se levanto y me abrazó y me beso en la boca. Me hizo sentir bella y deseada. Luego sacó un pantalón de la mochila, y me lo dio. Era un pantalón de mezclilla. Me quedaba también bastante ajustado, pero con el corpiño hacía que mis nalgas lucieran muy bien. Luego me dio una camisa algo holgada, pero muy femenina. Luego una peluca y una bolsita con maquillaje. Él me ayudó a colocarme la peluca. Y yo hice mi mejor intento por maquillarme, nunca lo había hecho pero había visto a cientos de chicas hacerlo y creo que lo hice bien para ser mi primera vez. Solo me puse un polvo para trata de nivel el tono de mi piel, un labial, un poco e rubor y rímel en las pestaña.

Al levantarme y mirarme al espejo otra vez, vi a una chica hermosa. Todavía podía ver mi cara de chico debajo del maquillaje, pero mi tío dijo que ese día me cambiarían, ese día me transformaría. En ese momento no pensé en lo que implicaría para mi vida, creo que de alguna manera toda la situación se había salido de control y ya no estaba pensado bien. Pero sería uno de los días más felices de mi vida.

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