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MI MADRASTRA

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MI MADRASTRA
Hola!!!! Mi nombre es Andrés, tengo 22 años de edad, estudio medicina, soy soltero, no tengo novia y; la historia que les voy a contar es una historia de venganza, pasión sexual y chantaje. El relato no muestra, precisamente, lo mejor de mí…sino todo lo contrario. Por medio de los hechos que narraré, aparece mi profundo rencor que me llevó a tomarme un desquite de mi madrastra, por todas las cosas que me hizo y me hirieron y; sin querer justificarme por esto, se me presentó la oportunidad de una revancha que por supuesto aproveché y disfruté concretándola. Ahora, considero que quedamos a mano con mi madrastra. Pude vengarme y con creces de ella y de su prepotencia y maldad.
Hace cinco años, mi mamá falleció, después de una larga batalla contra el cáncer de mamas. Lloré muchísimo la muerte de mamá. Luego de dos años de su partida, mi padre, Marcelo, de 54 años, no pudo sobrellevar más su profunda soledad y conoció a una mujer soltera que lo consoló y con la cual, al poco tiempo se casó. Mi madrastra, Claudia, es mucho más joven que papá. Ella tiene 36 años; y debo decir, que es muy linda físicamente. De mediana estatura, delgada, precioso rostro, tez morena, ojos azules, pelo largo negro, rellenita, con sensuales curvas, atractivas tetas y un gran culo; es una mujer muy sexy. Nunca nos llevamos bien; a mí nunca me resultó simpática…al principio porque vino a ocupar el lugar de mí madre; y luego de conocerla mejor, ya no me gustó para nada, por su soberbia, su mal humor, su pedantería, su frivolidad y por sus contantes ironías agresivas hacia mí. Por tal motivo, poco a poco, dejé de frecuentar la casa y a mi padre; y me concentré en mis estudios totalmente, tranquilo en mi departamento.
Todo transcurría en este contexto, cuando una tarde, ya casi anocheciendo, necesité un libro que tenía en la casa de mi padre y fui a buscarlo. Llegué y no vi el auto de papá; pero si me di cuenta que estaba estacionado en la puerta de casa un vehículo extraño. Pensé que habían visitas, pero igual entré. Abrí con mis llaves, por lo que nadie supo que estaba allí, pues, no quería ver a mi madrastra…total iba sólo a buscar un libro. Mientras subía las escaleras, rumbo a mi cuarto, escuché ruidos y gritos…eran gritos de placer y provenían del cuarto de huéspedes. Me acerqué con mucha curiosidad, pensando que era alguna de las mucamas que la “estaba pasando bien” con alguien. Grande fue mi sorpresa, asombro e indignación, cuando al abrir la puerta del cuarto contemplé la escena: Claudia mi madrastra, montada y cabalgando arriba de la polla de un hombre tan joven como ella, follando, haciendo crujir la cama. “¡¡¡Qué es esto!!!”, grité indignado. Luego le dije a mi madrastra: “¿¿¡¡¡Cómo pudiste hacerle esto a mi padre???!!! ¡¡¡Eres una puta descarada!!!!”. A su amante le dije: “¡¡¡Ya te vas de esta casa, pedazo de basura!!! ¡¡¡Te voy a romper la cara, idiota!!! Y amenazante le dije a Claudia: “¡¡¡Mi papá se va a enterar de esto!!!! No voy a permitirte que lo tomes por tonto y le pongas los cuernos impunemente!!!!” Después de decir esto, pegué un terrible portazo y me fui a mi cuarto…Después de quince minutos, tocaron la puerta de mi habitación. Era mi madrastra: “Andrés…déjame explicarte…por favor!!”, me rogó. Duramente, con desprecio la miré y le dije: “¡¡No me tienes que explicar nada a mí…con lo que descubrí me basta para saber que eres una mujerzuela!!! ¡¡¡Es a mi padre al que tendrás que dar explicaciones!!!”. Claudia, llorando y sollozando; nunca la había visto así; insistió: “¡¡Por favor!! ¡¡Te lo suplico!!! ¡¡No le cuentes a tu padre!!! ¡¡¡Me equivoqué!!! ¡¡¡Cometí un grave error!!! ¡¡No quiero que sufra más de lo que ya sufrió Marcelo!!! La miré nuevamente con asco…me pedía ser su cómplice…así que le dije: “¡¡¡Vete de aquí!!! ¡¡No quiero verte ni hablar contigo!!!” Retiré el libro que había ido a buscar y regresé a mi departamento. Esa noche no pude dormir de la rabia que tenía. Sin embargo, pensaba que en una cosa tenía razón…mi papá había sufrido mucho y, otro golpe tan fuerte como una desilusión lo llevarían a una depresión profunda. Apenas había logrado y no del todo, superar el duelo por mi madre. Este pensamiento taladraba mi cabeza…mi odio aumentaba, porque me di cuenta que no podía yo, su hijo, romper el corazón de mi padre; y decía por otro lado: “¡¡Qué injusto, que esta mujer se salga con la suya!!!”. Reflexioné aquella noche y se me ocurrió un plan malvado…de esa forma, castigaría a mi madrastra, la humillaría y; como mi padre no sabía nada…no sufriría en absoluto. Entonces puse en marcha mi plan. La llamé a su móvil y le dije que necesitaba hablar con ella. Nos encontramos en un café. Claudia me dijo: “¡Gracias por no decir nada!” Yo le respondí: “No agradezcas mucho…lo que hiciste no te va a salir barato…tendrás que pagar…mi silencio tiene un precio”. Mi madrastra desconcertada, me miró con miedo…por primera vez pude observar terror en sus ojos. Allí se dio cuenta, que la había pillado y que estaba en mis manos. Con voz temblorosa preguntó: “¿Cuál es el precio?” Sonreí, como gozando el inicio de mi venganza, y le contesté: “No se trata de dinero…no busco eso…por suerte no lo necesito…Se trata de un servicio que te pediré y lo tendrás que hacer quieras o no” Claudia indignada alzó su voz enojada: “¡¡¡Me estás chantajeando!!!”. Tranquilo, sin inmutarme, le dije: “¡Llámalo como quieras! ¡No me importa lo que pienses o digas! Ojo por ojo, diente por diente…humillaste a mi padre; ahora te toca a vos…y te trataré de acuerdo a lo que ví!!!” Mi madrastra muy nerviosa, acorralada, preguntó: “¿Qué quieres?”. Largué una carcajada estruendosa, carcajada de satisfacción por la revancha que me tomaría de todo lo que ésta mujer me había hecho; así sin escrúpulos, con frialdad le comuniqué su castigo y el precio de mi silencio: ” Claudia, Claudia…eres una mujer hermosa, pero muy puta…Te pediré lo que estás acostumbrada a hacer con cualquier hombre…te follaré las veces y los días que quiera…serás mi putita…no te preocupes…no será gratis…te pagaré el servicio!!” Claudia se incorporó de la mesa y me dio una bofetada…”Eres un monstruo…pervertido!!!”, me dijo insultándome. Volví a reir…y dije: “Si no aceptas, en este momento estoy marcando el número del móvil de mi padre…una llamada, una conversación y te destruyo!!! Atrapada, sin escapatoria, dijo con resignación: “¡¡No!! No hagas eso…¡¡está bien!!; acepto el castigo…eres un grandísimo hijo de p…!!
Aquel mismo día, al salir del café; le dije: “Tengo ganas…¿vamos a mi departamento?” Furiosa, se subió a mi auto, sin decir nada; y fuimos a mi departamento. Allí, la desvestí, quedó desnuda, le besé y le chupé el cuello…le chupé los pezones que se le pusieron duros; le metí dos dedos en su coño que comenzó a humedecerse…hasta que estuvo completamente mojadito…luego la puse de rodillas, saqué mi polla e hice que me la mamara. Me puso la verga dura y ella también ya estaba cachonda…la llevé a la cama…la puse en cuatro patas y luego de mojar con mi lengua su ano y de jugar un largo rato con él, lubricándolo con mi saliva, comencé a dilatarlo con mis dedos…Claudia gritaba, le dolía y estaba asustada: “¡¡No por favor Andrés!! ¡¡Me duele!! ¡¡Nunca tuve sexo anal!!! ¡¡Tengo miedo!!! ¡¡Detente por favor!!!”. Yo muy caliente le dije: “Una puta debe saber de todo…hoy aprenderás algo nuevo…jajaja…tu culo perderá la virginidad!!! ¡¡¡Te va a gustar!!!” Así, mientras estaba en posición de perrita, me le monté desde atrás…con mis manos la tomé de la cintura…y puse la punta de mi polla en la entrada de su ano. Muy despacio comencé a penetrarla, mientras ambos nos movíamos…al principio gritaba, sin dudas, que le dolía, pero cuando entró toda mi polla en su culo mientras la bombeaba con fuertes embestidas, empezó a gozar…Gritaba, gemía y jadeaba de dolor y placer…”¡¡ah, ah, ah!! ¡¡Así, así…fóllame…dame más duro…vamos…no te detengas…sigue…delicioso!!!” Ambos esclavos del placer, descontrolados…llegamos al orgasmo…yo me corrí dentro y le llené el culo de semen. Después de un rato la follé otra vez.
De esta forma, castigué a mi madrastra por varios meses. Actualmente, me di cuenta, que lo que yo creía “un castigo” para ella, fue en realidad un premio, ya que disfrutó del sexo con su hijastro; gozó como nadie la hizo gozar, según palabras de ellas…a tal punto, que hasta ahora, muy frecuentemente, me pide que le aplique “la dura sanción”.

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