BegoñaRellenita 3
Solo han pasado apenas 2 horas desde que ManCatHot me ha ordenado ponerme dentro del coño un tanga, y no puedo sacármelo hasta esta noche justo antes de ir a dormir. UUUUFFFFF!!! Una fuerte presión dentro de mi coño intenta salir, pero tengo que aguantar y contenerla. Me voy al baño, espero que el simple hecho de ir a mear me alivie un poco.
Me siento en la taza, y empiezo a mear, y es entonces cuando lo noto, el chorro a presión golpea mis labios vaginas, una mezcla de dolor y gran placer me invade, noto como cada gota impacta contra mis labios, están extremadamente sensibles. Termino y me limpio, y es entonces cuando empiezo a entender que me esta haciendo ManCatHot.
Me palpo y noto perfectamente que tengo el coño hinchado, y como mis labios vaginales cuelgan. ¡¡¡¡DIOS!!!! Mi coño siempre había sido muy plano y mis labios pequeñitos, casi inapreciables, y ahora tenia un coño abultado y grande como un puño, y de él salían unos labios vaginales gordor, carnosos, de casi tres dedos de largo, solo de tocármelos una grata sensación de placer me invade, me los acaricio levemente para entender bien como están y no lo soporto, en apenas pocos segundos me invade un orgasmo.
Ahora ya lo sé, ManCatHot quiere que tenga múltiples orgasmos a lo largo de todo el día, y con lo que me ha hecho lo conseguirá, de mi depende que se entere el resto de gente, me calmo y poco a poco me incorporo, me subo el tanga pero esta vez me lo acomodo con suavidad y de tal manera que este aguate la mayor parte de mis labios y evitar roces innecesarios, y así poder controlar un poco más los orgasmos que seguro tendré.
Por fin termina mi jornada laboral, son las 19:00 de la tarde y estoy agotada, no por el trabajo, sino por la gran cantidad de orgasmos que he tenido, a partir del quinto los he dejado de contar. Salgo de la oficina, procurando que al andar no se note el esfuerzo que hago de cruzar las piernas para evitar que una gran cantidad de mi flujo salga de golpe desde dentro de mi coño.
Llego al coche, arranco y me voy rauda a casa, tengo 30 minutos, unos minutos que se aran eternos, cada vez que aprieto un pedal, ya sea el embrague como el freno o el acelerador, mis muslos aprietan comprimiendo mi coño y todo lo demás, tengo poner todo mi empeño en evitar que esto me distraiga. Ya llego al parquin de casa, maniobro varias veces, para poder estacionar el coche lo mejor que puedo y justo al apagar el motor me desplomo sobre el volante, todo mi cuerpo se estremece y no deja de temblar, me he vuelto a correr a chorro, veo un gran charco a mis pies, he sido incapaz de aguantar más. Recupero el aliento, quieta, y en mi mente solo una idea no deja de afianzarse, “soy una puta zorra, y me gusta”.
Una vez recuperada, salgo y me dirijo ha casa, estoy delante de la puerta abriendo ya con las llaves cuando de repente suena dentro de mi bolso el teléfono de empresa, entro en casa y lo miro, veo que es un mensaje para mí de ManCatHot.
– Supongo que ya debes de haber llegado a casa, así que te diré lo que tienes que hacer antes de ir a dormir. Lo primero de todo, prepárate la ropa para mañana, pero esta vez ven a trabajar con bragas, las más grandes que tengas, el motivo lo entenderás cuando te las pongas, y esta vez ponte traje de chaqueta y pantalón. Bien ahora quiero que busques por casa una cinta métrica, y que justo antes de irte a dormir y justo después de guardar el tanga que llevas dentro de ti en la bolsa, cojas y te midas lo grande que se te han puesto los labios vaginales. Quiero que mañana me digas cuanto te miden de largo. Ya está, te veo mañana en la oficina.
Lo dejo todo encima la mesa del comedor, menos el teléfono, le envió un mensaje a mi marido: “estoy cansada me voy a dormir ya besos”. Busco por los cajones del recibidor la cinta métrica, la encuentro, subo a la habitación y preparo la ropa que él me ha dicho, listo, me voy al baño, en una mano llevo la cinta junto con el teléfono y en la otra la bolsa de plástico. Me miro en el espejo, quieta, y empiezo ha desnudarme dejando caer toda la ropa en el suelo del baño, hace ya un rato que noto como por mis piernas cae varios rastros de mi flujo, me siento al borde de la taza, abro las piernas, y poco a poco empiezo a introducir mi mano dentro de mi coño para recuperar el tanga. Mi coño palpita, está sensible, hinchado, y extremadamente mojado, hasta el día de hoy lo más gordo que había entrado en mi coño era la polla de mi marido, y no es que sea nada extraordinaria, pero ahora ya tengo mi mano entera dentro de mí coño buscando el tanga, lo cojo y lo saco sin apenas esfuerzo.
Lo miro de cerca, está completamente empapado y lo que me excita al verlo es que se ha descolorido, ha pasado de ser un bonito tanga rojo a un sucio tanga blanquecino con alguna leve mancha rosada. Lo pongo dentro de la bolsa tal y como él quería, me incorporo abriendo ligeramente las piernas, y me sacudo todo el cuerpo como si de una perra se tratase, noto como mis labios vaginales cuelgan y se golpean entre si con estos movimientos. Ahora toca hacer su segunda petición, pero le añadiré un detalle, pongo el teléfono encima la taza, con la cámara encendida, cojo la cinta métrica y empiezo a medir lo largos que tengo los labios vaginales, acomodo bien la cinta, y haciendo casi malabares saco una foto, la miro y veo con asombro el número de centímetros que me miden los labios, “7 centímetros”.
Casi no puedo creerlo, tengo un coño monstruosamente grande, hinchado y sensible, lo recojo todo, y me voy a la cama a dormir.
Me acuesto desnuda, boca arriba y con las piernas bien abiertas para dejar al aire mi coño, tengo mucho calor, y toda esta sensación viene de un único sitio. Mi coño palpita, está caliente, mojado, y arde en deseos de que lo follen, cierro los ojos y procuro calmarme, controlar el deseo frenético de hundir mi mano dentro de él y correrme ha gusto, debo hacerlo, porque en mi interior intuyo que mañana ManCatHot tendrá preparada otra perversión para mi y para mi coño, con este pensamiento empiezo a entrar en un profundo sueño, escudriñando múltiples opciones de las peripecias que me esperan mañana, hasta quedarme profundamente dormida.