Cambio de imagen, cambio de vida 8
Ya han pasado las fiestas y estas me han traído una noticia de parte del trabajo que cae como una bomba en mi entorno familiar, tanto para bien como para mal, me han concedido un nuevo ascenso, lo que conlleva un aumento de sueldo considerable, la jarra fría llega cuando me dicen que para lograrlo tengo que trasladarme a otro centro, con un cargo de director general. Desde que se lo dije a mi mujer que esta enojadísima, no me dirige la palabra, yo quiero aceptarlo pero ella me dice que no, que ya está cansada de tantos cambios, dentro de tres días tengo que dar una respuesta en firme y aun no sé qué hacer.
Me he puesto en contacto con la gerente del centro para indagar sobre este puesto de trabajo, su nombre es Montse Ruiz, nuestra conversación telefónica es larga y amena, terminamos por darnos los números de móvil, así podemos localizarnos en cualquier momento.
Al día siguiente mientras estoy en medio de una reunión recibo un notificación con unas imágenes adjuntas, en el texto se lee, “buenos días cariño, espero que estés bien en el trabajo, yo ahora mismo he tenido que cerrar la puerta del despacho porque me ha entrado un calentón y necesitaba masturbarme, te mando las fotos para que te masturbes con ellas”.
En las imágenes se ve a una mujer de unos treinta y pocos años, rellenita y pelo corto negro, en una foto está sentada en una silla de oficina de piel con el pecho al aire, en otra con las piernas abiertas enseñando unas bragas de encaje negras, en la siguiente foto se ve como su mano aparta las bragas para mostrar un coño carnoso, abultado y perfectamente depilado junto con un plug anal. Otro mensaje, “llevo puesto este juguete durante todo el día, y lo seguiré llevando cuando nos veamos, espero que entonces lo pueda cambiar por tu polla”.
A lo largo de la reunión no paro de recibir imágenes, cada vez más subidas de tono, y algunas con frases dedicadas. Termina la reunión y ahora al estar tranquilo en mi despacho leo todos los mensajes con tranquilidad y observo con detenimiento cada una de las fotos que me ha mandado, al terminar contesto con un único mensaje. “Montse, te has equivocado y me has mandado a mí las fotos y comentarios, me han sorprendido, las borrare ya que no son para mí, pero tenemos que hablar sobre este asunto”
En menos de un minuto suena mi teléfono, al otro lado Montse Ruiz con la voz entrecortada disculpándose por su comportamiento tan poco profesional, no para de pedir perdón, en un momento en que deja de hablar le digo que no pasa nada, que yo también he hecho algo parecido, y que no tiene de que avergonzarse. Terminamos la conversación riéndonos, pero creo que ella se queda con una sensación amarga, preocupada, ya que yo soy su superior y no sabe cómo puede afectarle esto en su entorno laboral.
Por la noche en casa saco el tema del traslado, le digo a mi mujer que al día siguiente iré a mi posible puesto de trabajo para conocer todos los detalles, y que entonces tomare una decisión. Vero accede diciendo que sabe que are lo mejor para nuestro matrimonio. Antes de acostarme envío un correo para notificar mi llegada mañana sobre las 10:00, para que no les pille por sorpresa.
Son la 9:45 de la mañana, estaciono el coche y salgo, delante mío un edificio de oficinas, el más alto de los de alrededor, en el ascensor pulso para dirigirme al piso 12, al bajarme me sorprende una secretaria que me da la bienvenida, es joven, no debe tener más de 23 años, pero se la ve segura de si misma, me pide que la acompañe al despacho de la gerente, que me está esperando.
Entro en el despacho a través de una puerta de cristal opaca, en su interior me espera Montse, nos saludamos cordialmente con un par de besos. Va vestida elegantemente, con una falda negra que le llega por encima de las rodillas, unas botas altas marrón oscuro y una blusa de un marrón más claro. Encima de la una mesa en el fondo, una gran pila de archivadores tapan la silla de piel que ya había visto en las fotos que me mando por error. La pared exterior es todo una ventanal, dejando ver unas vistas excepcionales, en el centro una mesa de reuniones de madera. Nos sentamos y empezamos a hablar de temas relacionados sobre el funcionamiento de la oficina, personal, horarios, cartera de clientes, balances, quiero acumular el máximo de información posible para poder tomar una decisión 100% acertada. A la hora de comer Montse me propone ir a un restaurante que se encuentra cerca, rechazo la propuesta, diciéndole que vaya ella a comer tranquila, que prefiero quedarme a revisar papeleo y que en todo caso me suba un tentempié cuando vuelva. Se sorprende pero accede.
Una vez solo en el despacho aprovecho para ponerme cómodo, quitándome la corbata, desabrochando un par de botones de la camisa y doblando lo puños. Tanto la mesa de reuniones como la mesa del fondo se encuentran enterradas debajo de una gran cantidad de papeleo, no dejo de ir de un sitio a otro, en un descuido me fijo en la silla de piel, hay algo que llama mi atención, una ligera mancha en el extremo del asiento, sitio que coincide con el lugar donde pude ver que se corría ayer mismo, esa imagen volvió de repente a mi cabeza haciendo te tuviera una erección, me agacho para asegurarme de que estoy en lo cierto.
Mientras me encuentro detrás de la mesa, oigo como se abre la puerta, es Montse, en las manos un par de bolsas de comida, imagino que ha decidido comer con migo en el despacho. Se extraña de no verme, deja las bolsas en el suelo y se asoma al corredor para ver si me localiza, ni se imagina dónde estoy, veo como cierra la puerta, empieza a sacar la comida de las bolsas y se sienta en una de las sillas de la mesa de reunión, dejando ver las mismas bragas de encaje que llevaba en las fotos. Al momento saco mi teléfono para escribirle.
“He salido un momento, necesitaba airearme, me ha venido a la cabeza algunas de las fotos que me mandaste ayer por error y me he imaginado que hoy llevabas lo mismo y me ha entrado un calenton, sé que es un descaro, perdóname, espero no te incomode, pero tengo que decirte que estabas muy sexy.”
“Me incomoda que sea mi jefe el que las haya visto, pero gracias por lo de sexy, soy un mujer muy activa sexualmente y me siento orgullosa de ello, espero que esto no sea un impedimento en nuestra relación profesional y aclarar que llevo lo mismo que ayer.”
“Lo mismo?”
Montse se abre de piernas y se fotografía, se aparta las bragas con una mano y se hace una segunda foto, a los pocos segundos las veo en mi teléfono, la primera enseñando esas bragas de encaje negras, y la segunda enseñando su coño que empieza a estar mojado junto con el mismo plug anal. Mi excitación va en aumento, veo como Montse empieza a masturbarse, sus dedos se introducen en su coño y al poco se los chupa, y vuelve a metérselos en el coño, No para de mirar el móvil esperando una respuesta mía, le mando un mensaje diciéndole que se levante a cerrar la puerta. Ella lo hace, mientras esta pasando el cerrojo aprovecho a levantarme para sorprenderla por la espalda, una de mis manos se cuela por debajo de la blusa para acariciarle el pecho, con la otra levanto su falda para poder ver y sobar mejor su culo. Una exclamación de sorpresa sale de su boca, “pero como, si digites que no estabas”.
“Olvídate de lo que dije, quiero ver en persona lo que ya he visto en fotos” agarro a Montse y hago que se apoye en la mesa de reuniones, con ambas manos le desabrocho la blusa dejando sus pechos al aire, le subo la falda a la cintura, y le bajo la bragas hasta los tobillos, pudiendo ver el plug anal que lleva puesto, unas gotas de flujo caen de su coño, su excitación es abrumadora. Me quito los pantalones y los calzoncillos, mi polla está en plena erección, me agacho y empiezo a chuparle el coño, saboreándolo y lamiéndolo, haciendo que un gemido de placer salga de su boca junto con una gran cantidad de flujo vaginal, esta excitadísima, igual que yo.
Me incorporo y empiezo a penetrarla, mi polla entra es seguida en su coño carnoso y tan lubricado, empiezo un mete y saca que arranca un grito de su boca con cada penetración. Su excitación es máxima, noto como se estremece, un gran grito inunda el despacho mientras un charco de flujo vaginal se forma en el suelo justo debajo de ella, ya se ha corrido.
Saco mi polla de su coño, sale más flujo vaginal, Montse respira apresurada intentado recuperarse, pero es demasiado tarde para ella, ya le he quitado el plug anal que ha estado llevando durante todo el rato, la agarro y la empujo contra la ventana, sus tetas se apoyan en el cristal, mi polla esta dura y bien lubricada con sus flujos, y empiezo a encarar su culo, la penetración es rápida, pero nada dolorosa, se nota que está acostumbrada, no deja de jadear empañando el cristal de la ventana, con cada envestida un grito sale de su boca. Mis penetraciones son profundas, intensas, ella contrae su culo para ejercer aún más presión en mi polla, nuestra excitación se dispara, estallo corriéndome dentro de su culo, mientras mi semen se abre camino dentro de su culo, ella vuelve a correrse, un chorro de flujo vaginal sale disparado manchando la ventana, nuestra respiración de apacigua, saco mi polla de su culo, y veo como mi semen sale de el cayendo al suelo.
Recuperamos poco a poco el aliento y empezamos a vestirnos, despacio, intercambiando miradas, nos sentamos para comer, los platos están fríos pero no nos importa. El resto de la tarde transcurre entre papeles como si no hubiera pasado nada entre nosotros. Terminamos la jornada laboral y nos despedimos, después de estudiar todos los papeles de la oficina tengo que reconocer que este ascenso en el trabajo es muy productivo a nivel profesional, y creo que también lo será a nivel personal, aceptare, ahora solo me falta darle la noticia a mi mujer, seguro se lo toma mal, o fatal no sé, creo que será mejor que se lo diga mientras estemos follando, es el único momento en que nunca me dice que no a nada, si será lo mejor.
Mañana confirmare mi ascenso, a todos, ya tengo ganas de volver a la oficina.